lunes, 14 de marzo de 2011

Independiente goleó a Newell’s y se despertó de su pesadilla

Independiente se quitó la mufa con una lapidaria goleada por 4-0 sobre Newell’s Old Boys en Avellaneda y cortó una racha de 13 partidos sin victorias en el fútbol argentino. El Rojo, que acumulaba cuatro traspiés al hilo en 2011, se recompuso con una sólida actuación, eludió la peor campaña histórica en torneos cortos (14 sin festejar, en el Clausura 2002) y le sacó nueve puntos de ventaja a Huracán, el último que hoy jugaría la Promoción.

La mochila que tenía el local sobre sus espaldas pesaba casi una tonelada y prometía ser un enorme lastre. Sin embargo, Independiente se amigó con la contundencia y dio un inesperado golpe a los tres minutos. Tuzzio comandó un avance y tocó para Parra, que se hizo lugar para sacar un remate desde fuera del área. Peratta no pudo controlar la pelota y Cabrera le ganó a Fideleff en la lucha por el rebote. Un oportunismo notable que alivió presiones.

Con la ventaja en su poder, el Rojo cedió la iniciativa y esperó ordenado con dos líneas de cuatro. A los 7, Newell’s lo tuvo con un disparo de Bieler. El negocio del visitante parecía estar en la derecha, cuando trepaban Sperduti y Díaz. Pero Independiente reforzó esa zona y dio otro golpe de nocaut a los 11: Cabrera se animó desde afuera, la pelota rebotó en Schiavi y descolocó a Peratta. Una noche mágica para el volante derecho, la gran figura.

El elenco de Mohamed lució organizado tanto por las bandas como por el centro, donde sobresalió el doble cinco comandado por Tuzzio. Y a la hora de atacar, tuvo velocidad para lanzar escasas pero efectivas réplicas. A los 24, llegó el tercero y el estadio estalló. Pellerano tocó para Cabrera, que tiró un pase atrás que conectó el Cuqui como en sus épocas doradas. Festejo doble para el chubutense, que hoy cumplió 34 años.

La temática no se alteró en el complemento por la solidez de Independiente y la pobreza de Newell’s. Los técnicos comenzaron a mover fichas y expusieron sus intenciones. Mohamed sacó a Silvera, lo puso a Mancuello y armó un 4-4-1-1 con Patito de mediapunta. En tanto, Sensini probó con Almirón y Camacho, un delantero y un enganche. Con un Tuzzio notable, el Rojo entendió cómo jugar sin la pelota y evitó cualquier sobresalto.

La pobreza rosarina resultó alarmante y la ilusión de descontar jamás tuvo argumentos consistentes. Cuando el reloj marcaba 34, el anfitrión selló su faena con el tanto del ingresado Jairo Castillo, que combinó con Cabrera y definió por encima de Peratta. El Libertadores de América aplaudió a rabiar y fue testigo de la reacción vital del equipo del Turco. Con orden, contundencia y actitud, Independiente se puso de pie y dejó en claro que aún vive.

Fuente: TyC sports

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